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Juro de doscientos cincuenta florines situados sobre las alcabalas de la ciudad de Zamora y villas de Arévalo y Wamba, expedido a favor de Gutierre de Sotomayor, maestre de la orden de Alcántara.
Manuscrito sobre pergamino
Juro de doscientos cincuenta florines situados sobre las alcabalas de la ciudad de Zamora y villas de Arévalo y Wamba expedido a favor de Gutierre de Sotomayor maestre de la orden de Alcántara. El maestre nació en Puebla de Alcocer (Badajoz) en el año 1400 y falleció en torno a 1453. Su tío, Juan de Sotomayor fue el anterior maestre de Alcántara, ya que esta familia estuvo vinculada a la orden desde el siglo XIV. Juan de Sotomayor tomó partido a favor de los infantes de Aragón y en contra del condestable Álvaro de Luna y el Rey Juan II, quienes salieron victoriosos de la contienda. Este hecho provocó su destitución y fue aupado su sobrino Gutierre, del bando de Juan II, a la jefatura de la orden de Alcántara, aunque salvó la vida de su tío.
El Rey Juan II en gratitud otorgó numerosísimas mercedes a Gutierre de Sotomayor, como el señorío del castillo y territorios del Puebla de Alcocer y señor también de Alconchel y de Gahete (Benalcazar) entre otros. Esta circunstancia puso aún más en evidencia la extraordinaria situación acomodada del maestre de Alcántara, en clara contradicción con sus votos de pobreza a la que le obligaban sus estatutos.
Las alcabalas eran unos impuestos reales que se cobraban por toda transacción mercantil, principalmente se pagaban por todos los bienes raíces, muebles y semovientes, ventas, trueques y traspasos de propiedad de inmuebles rurales como urbanos. El juro era una pensión perpetua que se concedía sobre las rentas públicas, ya por merced graciosa, ya por recompensa de servicios o por vía de réditos de un capital recibido. Llama la atención que la extensa enunciación del documento intente justificar los pingues beneficios que otorgaría a Gutierre de Sotomayor el presente juro.
Manuscrito sobre pergamino en letra gótica redonda de 35 lineas por página pautada. letra inicial decorada con un entrelazado floral y tintas verde, azul y naranja sobre pan de oro. Alardes caligráficos en la cabecera del folio primero verso y segundo recto. Algunos ladillos marginales con cuentas de los réditos y firmas notariales. Restos de la cinta de seda de la que pendía el sello, hoy perdido. Los folios dos y tres presentan la tinta desvaída pero permiten su lectura. Resto buen estado de conservación.