Boda en Arratia

MAMERTO SEGUI ARECHAVALA (Bilbao, 1859-1908)Boda en Arratia, 1888. Exposiciones: Fiestas Euskaras de Gernika, septiembre 1888. Exposición en el Establecimiento de Velasco, Bilbao, diciembre de 1888. Exposición Nacional de Bellas Artes de 1889, Madrid, mayo- junio de 1889 (n.º 920 de catálogo).

Mamerto Segui es uno de los principales pintores vizcaínos de finales del siglo XIX. Durante su infancia y adolescencia fue discípulo de dos decanos de la pintura en Bilbao: inicialmente, de Ramón Elorriaga y, después, de Antonio María Lecuona, cuando este se hizo cargo de la academia del primero e instruyó a muchos de los creadores que en las décadas de entre siglos llegaron a ser profesionales.

Posteriormente siguió un itinerario formativo académico que le llevó a la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid y a Roma, donde formó parte de la colonia artística española y compartió ambiente, temas y referentes con otros de los vascos allí establecidos, como Anselmo Guinea o José Echena. En Italia trabajó diversos de los géneros característicos del momento, como las escenas tabernarias protagonizadas por espadachines del siglo XVII, los idilios pastoriles en la campagna romana o los pescadores napolitanos en la playa.

A su regreso a Bizkaia, como les sucedió a otros de los creadores formados en Roma, tuvo que adaptar sus temáticas a los intereses de la clientela local, que empezó a demandarles que abandonaran los cuadros de costumbres italianos por los vascos. Y en ese momento, varios de ellos dirigen la mirada hacia la pintura de Lecuona. El acercamiento recurrente que hicieron al maestro mediante la copia de su obra durante los años pasados en su academia dejó un poso que afloró de diversas formas. Una de las más evidentes es la inspiración arratiana de muchos de ellos.

Para el imaginario colectivo, Arratia era un lugar recóndito y misterioso, pero para un tradicionalista como Lecuona representaba la reserva de la pureza de las costumbres vascas. Por lo tanto, a partir de la década de 1880 todo lo vinculado con el valle vizcaíno se convirtió en uno de los motivos emblemáticos del arte local. En sus Recuerdos de niñez y mocedad, Unamuno recordaba cómo «lo que aprendí en el estudio de Lecuona fue a trazar el perfil del arratiano, con su gran sombrero de ala por detrás replegada, sus melenas, su pipa de barro y el ancho cuello de su camisa. ¡El arratiano! ¡El arratiano llegó a ser para nosotros un ser confinante en lo mítico, envuelto en leyenda! […] Su influencia en los artistas bilbaínos y en general vascongados que le han sucedido, es innegable. En algún aldeano arratiano de Paquito Durrio, pongo por ejemplo, he reconocido tipos que él y yo copiamos más de una vez en el estudio de Lecuona». 

Por formato y número de figuras, la obra constituye un evidente esfuerzo creativo, además de un avance en la carrera de Segui. Para disponer a los personajes emplea una ligera diagonal que les hace avanzar hacia el espectador, siguiendo un esquema compositivo habitual entre los artistas formados en Roma para representar los festejos campesinos. El grupo aparece precedido por dos escopeteros, a los que siguen dos parejas de danzantes, un grupo de músicos, los novios y los padres de ambos acompañados por el oficiante de la ceremonia. Cierra la composición una carreta tirada por bueyes con los enseres del nuevo matrimonio. 

Fechado en 1888, lo presentó inicialmente al certamen pictórico celebrado en el contexto de las Fiestas Euskaras de Gernika, en septiembre de ese mismo año, que fue también una de las primeras ocasiones en las que un adolescente Ignacio Zuloaga se presentaba en sociedad como pintor. Segui fue recompensado con el único premio asignado, que consistía en una medalla de plata y diploma. Tres meses después se decantó por mostrar Boda en Arratia en Bilbao, empleando el procedimiento habitual en la época de exhibirlo en el escaparate de un comercio local. En este caso fue en el de la espejería de Ángel Velasco, punto habitual de exhibición de las creaciones de Anselmo Guinea, José Echena, Ángel Larroque, Higinio Basterra o Quintín de Torre. La prensa dejó constancia del acontecimiento, e incluyo una breve mención a su valía: «es una prueba más de las notables facultades que posee como pintor de género. 

Las figuras del cuadro que nos ocupamos, son típicas y el paisaje tiene mucho sabor local. La escena resulta verdadera y animada, sin que falte un detalle de los que caracterizan estas fiestas. En cuanto a la factura y colorido son inmejorables; correcta la primera y brillante el segundo». Medio año después decidió concurrir con él a la Exposición Nacional Bellas Artes de Madrid, aunque con una ligera variante en el título, pues allí pasó a denominarse Boda en Vizcaya.

Mikel Lertxundi Galiana.